Una cuestión de madurez

Universitas universitatis. Viene de lejos el concepto de universidad como conjunto de unidades educacionales dedicadas a la enseñanza y la investigación, pero fue en 1996 cuando se creó mediante una ley la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), sexta universidad pública de la Comunidad de Madrid. Non nova, sed nove (No cosas nuevas, sino de una manera nueva). Esta declaración de intenciones es lo que persiguen todos los profesionales que han puesto su grano de arena en esta “universidad pública y preparada para ti”, pero el barro que poblaba los campus universitarios ha terminado por inundarlo todo.

La competencia más cercana es feroz: la solera de la Universidad Complutense y la exigencia de la Universidad Carlos III. Presentarse como un centro moderno capaz de innovar en planes de estudios o licenciaturas triples lleva a la URJC a disparatados desórdenes en la administración cuando empieza el curso, muchos terminan por no solucionarse pasado junio. Los alumnos no terminan de alzar la voz contra este tipo de situaciones, pero existen todo tipo de órganos y delegados a los que dirigirse.

Algo similar ocurre en el proceso de aprendizaje interno de los alumnos. Los créditos de libre elección y los cursos que los brindan con la mera asistencia de horas a conferencias han conseguido que los jóvenes acudan a congresos como si de zombies se tratasen. El objetivo son los créditos, lo demás da igual. El resultado es que los cursos que podrían resultar tan interesantes como gratificantes se conviertan en procesos de comunicación con emisores impávidos y receptores pasivos ante cualquier conocimiento que se les pueda prestar. El ruido está en el aire.

El problema es únicamente cuestión de madurez. El apoyo en latinismos no da la enseñanza que dan los años, la URJC apenas ha cumplido una década, la mayoría de sus alumnos apenas cuentan con dos de ellas. Cualquier máquina necesita un tiempo para que las piezas engrasen y resulten acopladas. Habrá que esperar a que crezcan los árboles y comiencen a dar sombra pues la luz sólo llega cuando los errores han dado su fruto; entonces el tiempo habrá pasado, muchos habrán sufrido el aprendizaje de una institución, pero habrá merecido la pena.