Los estudiantes de periodismo que salen de la facultad se encuentran con un panorama que poco tiene que ver con el de hace cinco años cuando empezaron la carrera. El mercado de trabajo genera muy pocos puestos de trabajo y 2010 se presenta como un año sombrío para los recién licenciados.
Los propios alumnos son conscientes del desafío al que se tendrán que enfrentar al salir de la universidad: el reto de la información en Internet, reestructuraciones en los medios de comunicación y el paro. Además, por si fuera poco, los estudiantes se quejan de que la formación universitaria no es la adecuada.
Pensamientos como el de que no hace falta estudiar periodismo para ser periodista se extienden entre los alumnos de las facultades de Ciencias de la Información, y es que la mayoría piensa como Roberto Lozano, estudiante de cuarto curso de Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, para quien esta carrera “debería ser diferente: más corta y práctica”.
Según el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Fernando González Urbaneja, este ha sido el peor año para los periodistas desde hace varias décadas. “El peor en términos de empleo, el peor en cuanto a precariedad, el peor en pérdida de reputación y, probablemente, el de más amargura", declaró Urbaneja el pasado mes de marzo durante la presentación del balance de los últimos doce meses de profesión en la asamblea general de la APM.
Los licenciados ven que el acceso al primer empleo se convierte así en un trance difícil para todas las promociones de universitarios, especialmente por el círculo vicioso de que sin experiencia no hay trabajo, y sin un trabajo nunca se logra esa experiencia. Pero ahora, con la crisis económica, aquel primer empleo precario -contrato de prácticas y explotación laboral- ha caído en picado en las bolsas de trabajo, por lo que muchos jóvenes optan por alargar su etapa educativa.
Con todo ello, España vive el drama de una generación de informadores que termina la carrera sin apenas perspectivas de futuro y que busca desesperadamente empleo sin importar las condiciones, el sueldo o la precariedad. Sus previsiones de futuro se basan en la insatisfacción, puesto que cinco años atrás se matricularon en la euforia y, a día de hoy, se licencian en el desastre.
Los propios alumnos son conscientes del desafío al que se tendrán que enfrentar al salir de la universidad: el reto de la información en Internet, reestructuraciones en los medios de comunicación y el paro. Además, por si fuera poco, los estudiantes se quejan de que la formación universitaria no es la adecuada.
Pensamientos como el de que no hace falta estudiar periodismo para ser periodista se extienden entre los alumnos de las facultades de Ciencias de la Información, y es que la mayoría piensa como Roberto Lozano, estudiante de cuarto curso de Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, para quien esta carrera “debería ser diferente: más corta y práctica”.
Según el presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Fernando González Urbaneja, este ha sido el peor año para los periodistas desde hace varias décadas. “El peor en términos de empleo, el peor en cuanto a precariedad, el peor en pérdida de reputación y, probablemente, el de más amargura", declaró Urbaneja el pasado mes de marzo durante la presentación del balance de los últimos doce meses de profesión en la asamblea general de la APM.
Los licenciados ven que el acceso al primer empleo se convierte así en un trance difícil para todas las promociones de universitarios, especialmente por el círculo vicioso de que sin experiencia no hay trabajo, y sin un trabajo nunca se logra esa experiencia. Pero ahora, con la crisis económica, aquel primer empleo precario -contrato de prácticas y explotación laboral- ha caído en picado en las bolsas de trabajo, por lo que muchos jóvenes optan por alargar su etapa educativa.
Con todo ello, España vive el drama de una generación de informadores que termina la carrera sin apenas perspectivas de futuro y que busca desesperadamente empleo sin importar las condiciones, el sueldo o la precariedad. Sus previsiones de futuro se basan en la insatisfacción, puesto que cinco años atrás se matricularon en la euforia y, a día de hoy, se licencian en el desastre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario